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ORGN

Burgos Origen

Hace más de mil años, en las tierras de los viejos reinos de Castilla y de León, comenzaron a quedar reflejadas en los textos escritos la primeras palabras romances. Son documentos en los que se cantan las hazañas de reyes y héroes, se glosan textos religiosos, pero, sobre todo, humildes textos en los que se registran actos de la vida cotidiana. En ellos los amanuenses (escribas) de entorno al año mil escriben en un latín que a duras penas puede ya contener la irrupción del romance que corría de boca en boca, un romance que hoy hablamos cientos de millones de personas.

Guardianes Del Norte

Además de su interés para la Historia, estos documentos son auténticas joyas para el estudio de las lenguas romances: nos remiten a una época, la que conocemos como Orígenes, cuando las lenguas en las que derivado el latín comienzan a separarse del tronco común y se dotan de unas características propias que, con el paso del tiempo, las convertirán en las diferentes lenguas neolatinas que, como el castellano, hablamos hoy.

Guardianes Del Sur

CARTULARIOS: Bajo dicha denominación, derivada de la voz 'karta' o 'kartula' (de decir, documento), son conocidos en toda Europa unos códices diplomáticos, elaborados al copiar los documentos existentes en los archivos de los destinatarios de dichos textos, fundamentalmente instituciones eclesiasticas, pero también seculares. En la Península Ibé-rica, especialmente en los Reinos Hispánicos Occidentales e la edad Media, los cartularios recibieron diversos nombres: becerros, tumbos, liber (Testamentorum), cuadernos de privilegios, etc: de los que en Castilla y León se realizaron y conservan varios de los más egregios ejemplares hispanos: el más antiguo de los que conoce-mos, Becerro Gótico de Cardeña; el más importante de los catedralicios, Tumbo Le-gionense; el más importante de los monásticos, Becerro Gótico de Sahagún; y unos códices muy peculiares e importantes para los orígenes del castellano, los Becerros Gótico y Galicano de Valpuesta.

Ciencia y Fe

Existía, en un rincón de lo que hoy es la provincia de Burgos, elementos y factores geográficos, históricos y culturales que permiten datar, precisar y explicar los primeros testimonios del romance castellano. Se trata de una lengua que aparece aquí y allí - en Valpuesta, en Oña, en Cardeña, en Covarrubias, en Silos-, en un rincón abrigado del sector noreste, burgalés, de la Cordillera Cantábrica, o en un vallejo escondido de la vertiente oeste, burgalesa, del Sistema Ibérico, que se abre camino hacia el llano. Lugares que se organizaron en torno a unas creencias religiosas y a unos usos sociales propios, y que fueron creando entre todos una nueva y propia lengua, el castella-no, y una nueva y propia cultura, la castellana.

San Pedro De Cañeda

El Monasterio de San Pedro de Cardeña fue fundado por Alfonso III de León en el año 899 y siempre recibió los favores de Burgos, cabeza del Condado de Castilla, y fundada en el año 884. Unas décadas después sufrió el ataque de los musulmanes en la aceifa de 934 que se saldó con el martirio de 200 monjes cardenienses. Años más tarde, sirvió de enterramiento del conde García Fernández, hijo de Fernán González, y de su mujer Ava. Asimismo acogió los cuerpos de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, y de su esposa, doña Jimena, desde su muerte hasta comienzos del siglo xx.

El Monasterio De Cardeña

estuvo dotado de un scriptorium muy activo y cualificado. En él se confeccionaron centenares de diplomas, un magnífico Beato y un Becerro (1086), el más antiguo de los reinos hispánicos, gracias al cual se nos ha conservado una nutrida información sobre la vida y desarrollo de la abadía en el periodo altomedieval, con documentos que van desde el 899 al año 1086. Los trabajos científicos se recogen en 'El Becerro Gótico de Cardeña. El primer gran cartulario hispánico (1086)', publicación de la investigación de José Antonio Fernández Flórez y Sonia Serna Serna (Universidad de Burgos), realizada por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua en coedición con la Real Academia Española (RAE) en 2017.

El Becerro Gótico de Cardeña

contiene 373 documentos de 1086, la inmensa mayoría fechados o fechables entre los años 899 y 1085. En esos diplomas escritos en latín, incluso en los de fecha más antigua, surgen, casi de improviso, grafías innovadoras (sonidos) mezcladas con formas gráficas heredadas, estructuras morfosintácticas diferentes a las latinas y palabras romances: karrera, magguelo, pozo, etc.

ONA

En las primeras décadas de la resistencia cristiana ante los invasores afri-canos, Oña comienza su andadura como núcleo poblacional a orillas del río Oca, afluente del Ebro. En 950 el conde Fernán González le concede privilegios y, años más tarde, su nieto, el conde Sancho García, funda el Monasterio de San Salvador. Este centro de religiosidad y de control y administración de una amplia zona de la Castilla del norte y de las llanuras burebanas fue convertido, además, en panteón real. La villa de Oña, y su monasterio benedictino de San Salvador, son una fuente abundante de información escrita sobre donaciones, compras, ventas, topónimos, antropónimos y todo tipo de signos lingüísticos que tienen el aspecto y el valor de una lengua: el romance castellano.

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